
Las estrellas vuelven a saber a tabaco barato. O a cigarros de chocolate, que se impregnan en mi ropa. Y me repugnan. A melodías sin terminar, en clave de sol. Nuestro final sigue siendo de ciencia ficción o de algún best-seller que nadie entiende (y todos quieren leer). No volamos, ni volaremos. No tenemos una historia, ni salimos en los telediarios…La vía láctea está agria y las estrellas caducadas. Tú y yo, estamos pasados de moda. Y nuestra historia descatalogada. Por falta de emoción, de suspense, de futuro. Y las promesas se han vuelto baratas. Las putas no cobran. Y los restaurantes de la Rue más famosa, están de vacaciones. Seguimos en blanco y negro. En sepia. O sin colores. Bajo puentes de oro, faltos de comida (y de amor). Pensando en no esperar a los demás pero sin esperar para pensar. Títeres de una ciudad que nos envuelve.
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